jueves, 17 de diciembre de 2020

Luminiscentes





Luminiscencia es la propiedad que tienen algunos cuerpos de emitir luz sin elevación de temperatura. También las personas emitimos una luz que absorbe y refleja todo aquello que somos: nos consume, nos ilumina, nos distrae, nos hace crecer o nos parte. Con solo existir somos seres luminiscentes.




 

domingo, 25 de octubre de 2020

La querida

 





-¡Pero, Ramón…!  ¿Cómo te atreves a decir delante de tus amigotes que no me conoces?  ¡Eres un cachomierda!  ¡Que se entere todo el mundo!  No tengo la culpa de que haya venido por sorpresa la pobre de tu mujer. ¡A mí no me haces esto!  ¡Estoy muy harta de ser la otra! ¡Esta es la última! Mañana dejaré las llaves del piso al portero, puedes recogerlas cuando te plazca. Me voy al pueblo. Ahora de verdad, no como hace dos meses que me tuve que ir a Londres. - Dijo antes de tirarle la mirinda de su vaso y marchase. 

 


domingo, 20 de septiembre de 2020

Él






Foto: Lena Serditova



Lo conocí en la escuela, rodeado de insultos. Un impulso inesperado me ayudó a defenderle y gané un amigo atípico. Con el tiempo, mientras la gente lo juzgaba por su físico, yo lo apreciaba cada vez más a base de compartir momentos. 


 Crecimos y, tras un fracaso amoroso, descubrí su capacidad para escucharme, como si fuera una parte de mí. Ahí supe que él era capaz de fabricar el suelo que necesito para saltar de felicidad. Desde entonces mantenemos nuestro propio mundo, alimentado cada día con esa esencia llamada amor, todavía invisible a los ojos de los seres insensibles.





lunes, 7 de septiembre de 2020

La señora de las nubes

 




Foto: Max Scheler


Naces, creces, te reproduces y mueres. Algunas personas además se atreven a plantar árboles o a escribir libros. Poca gente se escapa de esas reglas, como ella. Siempre ha estado en las nubes, rodeada de los pájaros que entonan los sonidos del intelecto.

 

La gente la juzga por ser una solterona con carácter, por no acudir a los actos religiosos y por tener una visión crítica hasta de sí misma. Nadie sabe que cada rechazo del rebaño es un galón sobre su pecho, ya cercano a la tierra que otras nubes mojarán.

 



martes, 4 de agosto de 2020

Tu turno







Te doy la bienvenida a la vida. Como al resto de seres que forman parte de la naturaleza, te entrego tu tiempo. Nunca sabrás cuánto es, por eso te recomiendo aprovecharlo.


Sobre ti, las demás personas se encargarán de decirte cuál es tu nombre, raza, sexo, edad, orientación sexual y otros aspectos que irás descubriendo según avance este reloj… Seas quien seas, nunca dejes de diluirte con aquello que hagas en cada instante, así te pesará menos el movimiento de estas manecillas y, cuando termine tu turno, sentirás que habrá valido la pena. Ya puedes abrir los ojos.   



jueves, 23 de abril de 2020

Historia de un libro








  Cuando los días de los sesenta estaban en las calles, un chiquillo muy hacendoso tocó su primer libro. Al abrirlo sintió una melodía nueva, sus ojos se abrieron al ritmo de las palabras. Parte de su curiosidad innata calmó su sed, a la otra parte le dio hambre. Esa hambre le hizo amar la escuela, abrió sus tímpanos a la voz del maestro y fue uno de los niños más educados. Su madre le daba lustre y cuidados, su padre los víveres. Sobre este sustento fue creciendo con el hambre de saber, soñaba con ser escritor.

Llegaron los setenta, le trajeron la oportunidad de rodearse de libros y un mal cruce. Su madre, bien dispuesta, iba a matricularlo para cursar estudios superiores. Él la acompañaba con un libro en las manos. En dirección contraria soplaba un viento de antaño, empujaba a la que era suegra y abuela. Antes del cruce las paredes encaladas palidecieron con su conversación:

-             ¿Ande vais, mujer?
-       Vamos a apuntarlo para que siga estudiando el año que viene. Nos ha dicho el maestro que el niño vale.
-      ¡Qué cosas tenéis la gente nueva! El muchacho vale, pero pal campo como su padre y su abuelo. Al hijo de la Francisca se lo llevaron a estudiar y se ha vuelto un perro y muy señorito. ¡Quita, quita! Veniros a mi casa y me ayudas a hacer cosas mejores.

Y del brazo se llevó a la madre, al hijo y al espíritu ilustrado que sujetaba aquel libro.

Muy poco después el mozo cambió la textura del papel por de la harina. Las horas de sueño le alejaron de los libros, pero no del papel. De vez en cuando llenaba un cuaderno, no se sabe quién más a quien. Entre sus manos y el papel tuvo al tiempo, a su fe y llegó a escribir al amor. Cuando lo conoció dejó la tinta con la cadencia que se alejaban los setenta. Su vida respiraba poesía, las rimas consonantes y asonantes se alternaban en los ochenta. Si se perdía alguna rima él era un verso libre, un sano proyecto había auto rescatado al escritor que un día fue y al estudiante que no pudo ser antes. Después creó una familia a la que dedicarse, les escribió al respirar.

Su naturaleza se manifestó de nuevo. Volvieron los libros, volvió el hambre y con ella una máquina de escribir. Dio ritmo a sus palabras, hizo bailar a otros ojos y una noche soñó un hijo de papel.  

Sus versos llegaron a brillar como astros en el espacio virtual, sus noches frente al ordenador dieron entretenimiento y esperanza a quienes estaban en otras pantallas. El siglo XXI lo quiso menos de lo que habría debido, le dio las alegrías con las que el tiempo halaga a toda su prole, pero se llevó sus letras demasiado pronto. Escribir le dio la vida, pero aquellos ojos tan abiertos se cerraron para siempre. Sus cenizas encarnaron un libro póstumo, su sueño desde niño se cumplió. Aunque no estuvo para verlo, así alcanzó la inmortalidad.



lunes, 13 de abril de 2020

Propuesta de pacto




¿Quién pulsó el botón Stop
y abrió la puerta de este paréntesis incierto?
Al hacerlo también abrió la jaula de humo
a los pajarillos y sus cantos salubres.  
Antes apenas pisaban los tejados,
ahora son dueños de las ciudades.



Sus sonidos confunden a la temerosa
muerte de alto dolor que nos ha confinado
mientras el mundo mantiene un debate
con la armonía natural y la pesadumbre.



¿Quién ha llenado de vida nuestros hogares
a la vez que ha dibujado abandonos sin despedida? 
Le pido que aprenda a valorar
el sentimiento que no hemos sabido ver,
pero hemos aprendido la lección.



Le propongo un pacto: volveremos al inicio
con un nuevo tiempo y todo lo aprendido
en este intento de suicidio contaminado
y renaceremos como lo que realmente somos,
otra especie animal. Ahora menos dañina.