Hace tres años desde que mi padre vive en quienes lo recordamos. "En el nombre del padre", primer capítulo de Luminiscentes, va dedicado a su memoria.
Hace tres años desde que mi padre vive en quienes lo recordamos. "En el nombre del padre", primer capítulo de Luminiscentes, va dedicado a su memoria.
Como cualquier mortal,
Carlos era de carne y hueso.
Por dentro estaba relleno
de bondad, letras
y amor por nuestro pueblo
y sus tradiciones.
Construyó una máquina del
tiempo con palabras,
como si fuese Saturno nos
invitaba a viajar
por las tierras
parturientas de cereales, aceitunas y uvas;
nos paseaba por estas
calles, tan rejuvenecidas entonces…
Panaderías, molinos,
yunques y martillos aún trabajan
en la historia de nuestro
pueblo gracias a sus manos.
Con las panzas llenas nos ha hecho salivar su escritura,
al llegar cualquier fiesta
amasaba nuestra gastronomía
o nos acercaba a sus
orígenes, con el reflejo de los cambios
entre los que se ha movido
su existencia, tan animosa.
Ahora, desde allí arriba,
habla a los ángeles sobre nosotros.
A Carlos Piqueras Medina
En 1890, Emil von Behring y Kitasato Shibasaburo
descubrieron los anticuerpos.
Hasta entonces se han dedicado vidas a las
divinidades,
cuando los verdaderos dioses los llevamos dentro.
No hay anticuerpos contra el tiempo,
su vacuna es un recuerdo y acaba
diluido entre la carne, camino a marchitarse.
Esta enfermedad de los días tiene síntomas
de leve enredo entre partículas cronológicas.
Se suceden los momentos mientras nos empujan
al final, donde tal vez seamos conscientes de la
gravedad
de esta epidemia: Los progresos no realizados ya son
cadenas
sobre los tobillos del futuro, arrastran nuestro
lastre
entre esta ignorancia transparente.
Lo
habían preparado desde que supieron la noticia. El plan era infalible y Sor
Trineo una experta de la velocidad. Tras el último rezo de la tarde se
perdieron entre el incienso, más tupido que de costumbre, y llegaron al patio
trasero del convento de clausura. Cuando se deslizaron sobre la nieve, la madre
superiora debería estar dormida como un tronco.
La
libertad tomó forma de invierno. Sor Prendente tuvo miedo, pero le pudo la
fuerza de volver a sentirse joven. Nada ni nadie les iba a impedir ver a
Raphael en concierto.