miércoles, 24 de junio de 2015

Calle Rodrigo de Guevara, número 2. 3º C.





Es aquí, hay cumpleaños en el bloque. 

El crujido de la escalera te recibe 
con sus achaques vetustos.
Aún recuerda los pies que le han acariciado
al coser historias de idas y vueltas.


En una de sus aurículas -¿o era un ventrículo?-

oí rugir una sonrisa morena y hospitalaria,
como pájaro advenedizo me encandilé.
Cuatro pies mediterráneos 
acompañaron mi equipaje descalzos 
entre papeles, rastros difusos 
y el vocerío de la calle. 
Encontré un hogar junto a risas 
con eco en Alemania, 
debates en torno al balcón 
y cenas con afán de ser veganas. 


El tiempo nos hacía bailar a su ritmo frenético, 

el butanero tenor se convertía en gallo a las 8 
y de noche los gitanos roneaban a la luna. 


Ahora Madrid amamanta en silencio 

                                                  sus capilares,
el bloque se perfuma de reencuentro.
Inspiradores relucen sus ciento un anillos 
y el portón verde no se cansa de abrirse.






Ilustración de Ana Peñas  




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