A Juana.
Sus brazos son mi primer nido.
La única bandera por la que moriría,
mi matria. 
Ella nombra el color del cielo de mi niñez 
y el eco de quien soy se repite en sus entrañas, 
poderoso sustento que me une a fuertes raíces.
Mi saber nació al amparo de su ingenio,
cuando pisaba la biblioteca de su voz
aprendí que todo se hace de corazón.

 
 
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