A Cristina.
La tierra del vino fue espuma,
hubo una venus más
cuando nació Cristina.
Los rayos alumbraron su llegada,
sabían la sed de ella
en un mundo incompleto.
Se abrieron sus ojos de jade
ante nanas y olas de ternura
en el mar de los sentimientos.
Su primera sonrisa coronó
un vértice del triángulo
donde ruedo para ser yo.
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