Reyes se durmió mirando las farolas,
eran constelaciones tras la ventana abierta.
Las luces dibujaban los pasos que dio
por amor.
Allí estaba su amado Juan,
esperaba en las calles
de las que un día hicieron el cielo
con solo caminar.
¡que romántico!
ResponderEliminarHermoso resplandor que no ciega la noche.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Sonia y María José. Saludos!
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