Como cualquier mortal,
Carlos era de carne y hueso. 
Por dentro estaba relleno
de bondad, letras 
y amor por nuestro pueblo
y sus tradiciones.
Construyó una máquina del
tiempo con  palabras, 
como si fuese Saturno nos
invitaba a viajar 
por las tierras
parturientas de cereales, aceitunas y uvas; 
nos paseaba por estas
calles, tan rejuvenecidas entonces…  
Panaderías, molinos,
yunques y martillos aún trabajan 
en la historia de nuestro
pueblo gracias a sus manos.  
Con las panzas llenas nos ha hecho salivar su escritura,
al llegar cualquier fiesta
amasaba nuestra gastronomía 
o nos acercaba a sus
orígenes, con el reflejo de los cambios 
entre los que se ha movido
su existencia, tan animosa.  
Ahora, desde allí arriba,
habla a los ángeles sobre nosotros.  
A Carlos Piqueras Medina
 
 
Gracias Antonio, por rememorar la figura de este gran hombre, con tus palabras sabias y acertadas. Villamanrique siempre tendrá alma de poetas.Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias. Los poetas tenemos a Villamanrique en el alma.
EliminarUn abrazo.
Antonio bonitas palabras la que le dedicaste a Carlos,siempre lo recordaremos con sus palabras y con todo lo que el escribía elegante con esa educación muy bonito Antonio un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, era muy entrañable.
EliminarUn abrazo.