A
Paco Maldonado Torrijos.
No apagues los soles que evaporan
tus lágrimas. Todavía no.
Se rompe el marco de la memoria
si los encierras y la muerte se revive.
Enrédate en el baño de las horas
con tus huesos raídos
en combates a
campo abierto.
Mantén el pulso inconsciente,
mueve el hilo a las moiras.
Tú que guardas el secreto de los árboles
extiende al neonato que fuiste y
recuerda:
Si la vida te duele, la ausencia
apuñala.