Pocos
animales hay tan destructores
como
la cobardía,
donde
cabalga quien teme andar.
Avanza
a través de sus pezuñas manchadas
por
el barro con que se cuece la carne de héroe,
busca
el camino más largo,
da
vueltas en vano con tal de no aparecer
y
reta, sin intención, al azar y al destino.