Los Reyes Magos – y los campechanos –
las promesas electorales
y los “te quiero” del infiel
se abrazan en la misma cara de la moneda
con lo que los profetas ponen en boca de sus dioses,
las posesiones del ladrón
y la firmeza de lo universal.
Todo es necesario a la sombra de los ojos abiertos
porque para engrandecer la verdad nació la mentira.
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