Nublas mi vista ¡a estas horas!
para que no pueda leer.
Quieres ser el centro de atención de mis noches,
quieres que caiga en tus brazos con los ojos cerrados.
Me quieres para ti y quieres a tantos
¡todos con los ojos cerrados!
¿Qué tienes que no te gusta que te miren?
No necesitas ponerme zancadillas,
me rindo a tus brazos etéreos,
arrumacos de abuela a su nieto
que descansa en su regazo
con los ojos entreabiertos.
Confundes mis oídos con el silencio de tu murmullo relajante.
Mesas mi barba, mi cuello respira menos aire,
bajas mi tensión poniéndome la mano en el pecho,
siento como ralentizas mi palpitar.
¿Qué me has hecho que conoces tan bien mi cuerpo?
Cada trozo de carne, cada hueso se rinden ante ti
que me traes sabor a azúcar tostada
y olor a ropa recién planchada
dejando mi mente en blanco, en stand by.
Te sientas sobre mí, llevo tu peso cansándome
como el día acaecido.
Mis piernas de trapo yacen tumbadas en la cama
cuando caigo rendido cada noche en tus brazos, Morfeo.
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