Tienes un arañazo en la espalda,
resma de amor que una zarza tatuó
quedándose tu ropa enganchada
para engalanar el campo sin necesidad
y mostrar tu belleza desnuda,
belleza arañada que impide olvidar aquel día.
Ay, amor. – Decías entonces.
Ay, amor. – Ahora lloras
con la marca de la zarza
que se enredó en tu cuerpo,
la marca que tantas lenguas lamen
y no consigues olvidar:
tu piel penetrada,
veneno inocuo altera tus venas
quemando todas las ramas
cada vez que tocas la cicatriz,
volviendo a sentir esa piel candente
enganchada a tu piel.
Me gusta¡¡¡¡¡¡, enhorabuena, un beso.
ResponderEliminarGracias por los ánimos, Antonio. Espero que el recital de Granada resultase histórico :)
ResponderEliminar¿Qué culpa tiene la zarza
ResponderEliminarde herir tu piel a jirones
sin venirse a razones
mostrando tal ofensa?
Si es solo su defensa
sobreviviendo, salvando sus frutos
con espinas enredadas
de animales furtivos y alimañas.
Resma de amor escondida
tatuaje de sus espinas
restos de un amor,
quizá intranscendente
mas la dueña de tu herida
sera esa sangrante espina
de una zarza anhelante
que con ahinco quiso abrazarte.