Pobre eres, pueblo mío,
porque no tiene plata tu plebe.
Es tan pobre tu sierra
como tus desiertas calles de invierno
y por faltarte no tienes ni miseria
porque tú eres oro en los ojos,
un diamante en la memoria.
Pobre eres, pueblo mío,
porque aún está presa tu gente
en las sombras de los siglos
con “el amo” en la boca.
Pobre eres, pueblo mío,
porque pobre es tu tierra azotada
por el aire que dibuja tus colores
entre caricias de fuego y nieve.
Pobre eres, pueblecito mío,
porque se escapan tus hijos
en busca de tu abrazo imposible
y construyen sus nidos al borde de tu olvido.
Pobre eres, pueblo mío,
porque no puedes limpiar el suelo
donde cae tu ácido sudor sin declarar.