domingo, 21 de febrero de 2021

Sin anticuerpos



En 1890, Emil von Behring y Kitasato Shibasaburo

descubrieron los anticuerpos.

Hasta entonces se han dedicado vidas a las divinidades,

cuando los verdaderos dioses los llevamos dentro.   

 

 


No hay anticuerpos contra el tiempo,

su vacuna es un recuerdo y acaba

diluido entre la carne, camino a marchitarse.

Esta enfermedad de los días tiene síntomas

de leve enredo entre partículas cronológicas.

Se suceden los momentos mientras nos empujan

al final, donde tal vez seamos conscientes de la gravedad

de esta epidemia: Los progresos no realizados ya son cadenas

sobre los tobillos del futuro, arrastran nuestro lastre

entre esta ignorancia transparente.